"El título de la recién aparecida novela de Gabriel García Márquez, Memoria de mis putas tristes, ha venido a otorgar licencia a esa palabra terrible, causas a la cual a los niños se les amenazaba siempre con lavarles con jabón la boca al atreverse pronunciarla, muy propia, a pesar de todo, para ensayar primeros balbuceos, apenas dos silabas armonicas."