"Ganó el 'sombrero vueltiao', pero en su obra 'Del amor y otros demonios', el genial colombiano Gabriel García Márquez cuenta el momento en que 'el obispo y Delaura se sientan en las hamacas para ver el eclipse de sol.'
En 'Vivir para contarla', habla de destartaladas lanchas para llegar desde Barranquilla hasta sus natal Aracataca, que no eran más que 'limitaciones reducidas de los buques de vapor de Nueva Orleans, pero que tenían un saloncito con horcones para colgar hamacas en distintos niveles, y escaños de madera donde cada quien se acomodaba a codazos como pudiera con sus equipajes excesivos, bultos de mercancías, huacales de gallinas hasta cerdos vivos'."